jueves, 7 de agosto de 2014

Donde no cumplo condena, donde no escucho sirenas...

Desnúdate, deshazte de todo; hasta de tu piel…  ¿De qué tienes miedo? ¿Por qué tanto desconcierto? ¿Dónde están esos diablos que te acorralan, que te intimidan…, para que constantemente estés huyendo? ¿Qué es lo que te está desgastando el corazón? 
Recapacita. Después… si quieres, protégete otra vez con la fría piel tras la que te ocultas. Escóndete como siempre. Como si no estuviera pasando nada. 


2 comentarios:

  1. Desnúdate, deshazte de todo; hasta de tu piel, hasta que sólo lleves puesto el corazón. No tengas miedo a la vida, al amor. En ocasiones, la vida te coge del cuello, te atormenta, y los miedos más profundos te acorralan, intimidan y amedrentan, dejándote abatido, paralizado, y con un fuerte e irremediable sentimiento de huida. Pero, recuerda, la valentía no es la ausencia de miedo, sino el coraje de continuar adelante a pesar de los golpes, conquistando esos miedos. Debemos tomar las dificultades, los reveses y penas de la vida como un desafío cuya superación nos hace más fuertes, y no como un injusto castigo que no tendríamos que recibir nosotros, requiere fe y coraje. La misma Fe y el mismo Coraje que ambos demostramos día a día desde hace dos años y casi cuatro meses; esa Fe que ambos tenemos en este amor que nos acaricia, que nos hace felices; Ese coraje que nos permite sobrepasar cada obstáculo y cada dificultad de nuestro camino.
    Recapacita, pero sobre todo, siente, escucha esa voz interior que te ha guiado a lo largo de tu vida... pero... y después? Después no hará falta que te vuelvas a proteger de nuevo con esa piel con la que te ocultas; Después, no hará falta que te escondas como siempre, como si no pasara nada. No volverás a pasar miedo; a pasar frío; tus diablos no volverán a atormentarte. Pues sabes que eres la dueña de mi piel, de mis brazos, de mis manos, de mi pecho, de mis caricias, de mi corazón... y de mi amor. Ellos te protegerán del frío invierno, pararán los duros golpes de la vida, y eliminarán tus miedos. Jamás te dejaré caer de nuevo, que no permitiré por nada del mundo que vuelvas a ser un ángel caído.
    No te escondas como si no estuviera pasando nada, pues esta pasando la vida, el amor, y la felicidad. Tienes la obligación de iluminar tu mundo (y mi mundo) con tu sonrisa, y el brillo de tus ojos; de olvidar lo que te ha atormentado y dolido en el pasado, y continuar adelante más fuerte, con ilusiones renovadas, y siendo consciente que las malas rachas son parte de la vida, del amor. Y que de ningún modo empañan su verdad, su pureza y su fuerza. Pues sólo mediante la superación de obstáculos, de muros, de pruebas, junto con una ardiente paciencia, podremos conquistar la felicidad que tanto anhelamos, y que está en nosotros, en nuestro amor.
    Yo también recapacito sobre mis miedos, sobre el desconcierto, sobre mis demonios y sobre el corazón. Y he descubierto que esto es AMOR, pues el amor sucede cuando dos personas se comunican entre sí desde el centro de sus existencias, cuando cada una de ellas se experimenta a sí misma y al otro, desde lo más profundo de su existencia y de su corazón. Y es en esa experiencia tan profunda, que sólo sientes al mirar fijamente a los ojos al ser amado, donde está la esencia de la vida, la base del amor.

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  2. Cuando el amor se experimenta de ese modo, cuando el amor lo puede todo, se convierte en un desafío constante; no un lugar de reposo, sino un moverse, crecer, trabajar juntos. Que haya armonía o conflicto, alegría o tristeza, es secundario con respecto al hecho fundamental de que dos seres se experimentan desde la esencia de su existencia, de que son el uno con el otro al ser uno consigo mismo, y no al huir de si mismos. Sólo hay una prueba de la presencia de amor verdadero: la hondura de la relación, y la vitalidad y la fuerza de cada una de las personas implicadas; es sólo por tales luchas, y por tales sentimientos, por los que se reconoce al Amor. Ser amado, y amar, requiere coraje, la valentía de lanzarse al vacío, de dar el salto, y apostar toda tu vida, tu corazón y tu persona a una carta. Amar significa comprometerse sin garantías, entregarse totalmente con la esperanza de producir amor en la persona amada. El amor, es un acto de fe, y quien tenga poca fe, también tendrá poco amor.
    Cada vez que nace una lagrima por tu ausencia; cada segundo que extraño tus dulces besos, tu dulce presencia; cada mariposa que nace en mi estómago, cuando la hora de verte se acerca; Cada vez que te miro a los ojos a la luz de las estrellas, con el cielo oscuro sobre nuestras cabezas; cada vez que te miro a los ojos fijamente mientras fundidos en un abrazo eterno nuestras existencias se unen, nuestros corazones se convierten en uno; cada vez que veo esa sonrisa maravillosa nacer en tu rostro, a causa de una mirada, de una caricia, de un ligero detalle; Cada vez que me seduces con el humo que exhalan tus hermosos labios, apareciendo entre el espeso humo blanco la luz de tus ojos; cada vez que por sorpresa, tu tacto me asalta; Cada vez que estoy junto a ti, que comparto mi vida, mi existencia contigo... Cada vez estoy más seguro, que con el coraje que demostramos, acabaremos con nuestros miedos, que la Fe en nuestro amor, sigue inquebrantable, y que nos amamos, como siempre nos hemos amado, sin motivo, y también por mil razones.

    Juntos superaremos todos nuestros miedos, no te preocupes. ¿Confías en mí? Dame la mano, olvida el desconcierto, olvida la piel en la que te ocultas, y disfruta de lo que está pasando: Nuestro maravilloso Amor.

    Te Quiero Mi Petardaaaaa!!!

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