Uno de esos malos despertares más propios de un domingo de resaca, en el
que solamente percibo el incómodo cosquilleo de la inquietud y el pánico que
brota. Cierro los ojos, respiro… Me siento tan frágil como un vaso de cristal
cayendo al vacío, tan frágil como mis días. Escondida tras una gran sonrisa,
mientras mi almohada se empapa cada noche de miedo y desconsuelo. La necesidad
de recibir un abrazo es inevitable, uno de esos abrazos tan cálidos que no son
acompañados de palabras porque no las necesitan…un abrazo que no termina de
llegar.
Es complicado mantener el equilibrio si ni siquiera sabes por dónde pisas, ni
quien te ayude a recuperar la estabilidad perdida...
voy a pisar el suelo
andar por este mundo sin color..."
Mucho animo. Y recuerda, el sol siempre vuelve a salir entre las nubes.
ResponderEliminarSi es que ningún domingo se empieza con buen pie. Pero tranquila que la semana sigue y seguro que mejora. Un abrazo.
ResponderEliminarhttp://elchicodelmetro.blogspot.com.es/