jueves, 7 de agosto de 2014

Donde no cumplo condena, donde no escucho sirenas...

Desnúdate, deshazte de todo; hasta de tu piel…  ¿De qué tienes miedo? ¿Por qué tanto desconcierto? ¿Dónde están esos diablos que te acorralan, que te intimidan…, para que constantemente estés huyendo? ¿Qué es lo que te está desgastando el corazón? 
Recapacita. Después… si quieres, protégete otra vez con la fría piel tras la que te ocultas. Escóndete como siempre. Como si no estuviera pasando nada.