viernes, 17 de enero de 2014

Te hace sentir valiente, otra tantas don nadie, que bonita la vida...

Sentada frente a la ventana mirando la lluvia. Buscando entre la infinidad de gotas algo que rompa la monotonía de este lluvioso día; un rayo de luz que lo ilumine, por ejemplo.
 
Es uno de esos días en los que recuerdas momentos pasados, instantes que ya fueron; y es cuando te das cuenta de cuantas experiencias han pasado frente a tus ojos. Muchos recuerdos que dejaron huella en tu corazón, que marcaron tu vida, y que para bien o para mal jamás olvidarás.
 
De alguna forma todo lo que sucede en nuestra vida nos va transformando en algo mucho más grande. Que las lágrimas siempre van a ser parte de nosotros, y que las sonrisas...,las sonrisas deberían ser la esencia de nuestro día a día. La vida, tan inesperada; que nunca sabrás cuando decidirá cambiar tu trayecto. Tan impredecible, tan misteriosa.
 
 
 
 
 

jueves, 2 de enero de 2014

¡Feliz 2014!

El tiempo pasa, el café se enfría y otro año más que se ha consumido, como la ceniza de un cigarro.
Al comienzo del año 2012+1 me propuse muchas metas, la mayoría de las cuales he logrado con esfuerzo, entusiasmo, optimismo... Por suerte lo que me propongo suelo conseguirlo, y por ello cada año que pasa me parece insuperable.
 
Ahora tenemos por delante un nuevo año en blanco, en el que tenemos que seguir luchando por lo que deseamos hasta quedarnos sin aliento. Sin dejar de soñar, y sin mirar atrás si no es para recordar algo que mereció la pena vivir. Que dentro de un tiempo no tengamos la sensación de que aquello que queríamos no lo intentamos con todo nuestro corazón, que no perseguimos un deseo o que no fuimos lo suficientemente valientes para creer en nuestras propias palabras.

Tenemos ante nosotros un largo camino que atravesar, en el que sólo alcanzaremos el éxito si sabemos valorar aquello que nos hace felices durante el trayecto.
Y yo para ser feliz le necesito. Necesito seguir compartiendo con él las noches de verano y el sol en las mañanas de invierno; endulzándonos la vida con café y sonrisas. Los “te quiero” rompiendo cada uno de nuestros silencios. Las caricias y los susurros. Quiero seguir siendo el compás por el que se mueve su cuerpo...