El brillo del sol de un otoño frío. Pisar hojas secas, brillantes del rocío caído, notando como crujen bajo nuestros pies. Que me estreche fuertemente entre sus brazos casi sintiendo cada latido de su corazón. Verle correr con mi pequeña princesa, con una preciosa sonrisa en la cara.
El olor a tostadas cada mañana. Perder la cuenta de la cantidad de besos que me da por minuto, y reírnos de los extraños sobrenombres que llegamos a ponernos el uno al otro.
El sabor del café con helado mezclado con el sabor de sus labios.
Ver como millones de luces de colores adornan la ciudad de Madrid, advirtiendo que la Navidad se encuentra detrás de la puerta, nuestra segunda Navidad juntos...
El olor a tostadas cada mañana. Perder la cuenta de la cantidad de besos que me da por minuto, y reírnos de los extraños sobrenombres que llegamos a ponernos el uno al otro.
El sabor del café con helado mezclado con el sabor de sus labios.
Ver como millones de luces de colores adornan la ciudad de Madrid, advirtiendo que la Navidad se encuentra detrás de la puerta, nuestra segunda Navidad juntos...
Pequeñas grandes cosas...
Me ha encantado el formato de tu blog y cómo haces cada entrada, el empeño que se ve que le pones... TODO
ResponderEliminarEn fin, que te sigo!^^
A veces los pequeños detalles, como bien he entendido que dices en la entrada, son los más grandes, los que más nos hacen sentir.
¡Qué vivan los pequeños detalles!
Un beso, te invito a pasarte por mi blog y a quedarte si te gusta lo que ves, así que no dudes en seguirme si te gustan mis entradas, porque, como sabrás, que te sigan ayuda y mucho :3