En alguna ocasión me han dicho que vivo todo con demasiada intensidad. Al principio me parecía que lo que decían no tenía mucho sentido pero con el paso del tiempo me he dado cuenta de que llevaban razón. Sí, es cierto. Es posible que le haya dado mucha importancia a cosas que en realidad no se lo merecían pero, aun así, no me arrepiento…
He caído y me he levantado. Me he ilusionado y me he decepcionado. He reído y he llorado. He aprendido. He gritado de alegría y de desesperación. Conozco lo que es la incertidumbre, el dolor. Sé lo que es la esperanza. He besado y abrazado. Me han querido. Me han odiado. He cogido una mano y he rechazado alguna que otra. He perdonado y olvidado. He pensado que sería la última vez y me he vuelto a equivocar, pero aún así he vuelto a empezar.
Y es de lo que se trata la vida, de no cansarse de volver a empezar; porque cuando menos lo esperas y en el lugar menos pensado encuentras a alguien que te cambia la vida, que hace que ya nada sea como antes. Que cada mañana despiertes pensando que la realidad es mucho mejor que los sueños.
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