domingo, 2 de septiembre de 2012

Y así como llegó, se va. Adiós verano.



Aún no sé como podría definir este verano. ¿Diferente? ¿Impensable? ¿Sorprendente…? No lo sé. Pero desde luego no ha sido igual a otros veranos, y con decir que la sonrisa continúa en mis labios está todo dicho.

Ya se fueron los últimos días de agosto, con una tiritera de recuerdos de calor y luna llena. Supongo que las huellas de la primera semana de septiembre serán algo plomizas... 
El verano está a punto de llegar a su fin; y ya cada mañana entra por la ventana de mi cuarto una fría y fina brisa que me despierta erizándome la  piel.  Es una sensación agradable, de hecho mentiría si dijera que no me gusta… pero al mismo tiempo me pone nostálgica sentir cómo el verano se escapa poco a poco entre los dedos de mis manos.

Nunca me gustó septiembre, es cierto. Pero esta vez  no viene con las manos vacías, sino que trae consigo una mochila llena de ilusiones y de momentos maravillosos. PARÍS. ÉL


No podría pedir más.

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