miércoles, 8 de agosto de 2012

Recorrer las calles de Valencia.


Sus ojos fijados en los míos, una sonrisa y un abrazo de esos que apenas dejan respirar. Sentir cada noche su tranquilidad mientras me recuesto sobre su pecho escuchando los latidos de su corazón. Y es que a veces  es completamente cierto que no hacen falta palabras; sólo hechos, momentos, recuerdos… 
Ahora siento como se han ido todas las barreras que me impedían ser feliz. Que el verano llegó pisando fuerte, dando lo mejor de sí, regalándome segundos inolvidables.







Miles de planes, miles de sueños por vivir. Enseñarle al mundo que la vida es bonita si aprendes a vivirla.

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